Procrastinación: costumbre de aplazar tareas y responsabilidades por actividades más gratificantes.

Se evita una tarea determinada por las emociones negativas asociadas a ella y surge de la urgencia inmediata de administrar estas emociones (ansiedad, aburrimiento, inseguridad, baja autoestima, frustración, resentimiento…), buscando un alivio inmediato temporal.

 A nivel neuronal existe el denominado “sesgo del presente”, la tendencia de la mente a priorizar el corto sobre el largo plazo al percibir al “yo futuro” como alguien extraño y no como parte de nosotros mismos.

Una vez pasado el alivio temporal, el estrés y la ansiedad regresan de manera aumentada

junto con sentimiento de culpa y baja autoestima. Con el paso del tiempo esta conducta

tiene efectos destructivos medibles en la salud física y mental, además de en la

productividad, como estrés crónico, angustia general psicológica, baja satisfacción con la

vida, síntomas de depresión, ansiedad, hábitos deficientes de salud, hipertensión y

enfermedades cardiovasculares.

¡Buenas noticias sobre la procrastinación!

Es un hábito construido por lo tanto se puede reconfigurar y la solución no depende de nada externo, lo que significa que siempre está a nuestra disposición y sólo depende de nosotros mismos. 

Es una cuestión de identificar cuándo y cómo nos afecta de forma

negativa y existen estrategias y técnicas que ayudan a manejar emociones y poder construir nuevos hábitos fomentando la sensación de logro y aumentando la motivación. 

Algunos ejemplos son: 

• identificar las actividades “vía de escape”, conocer el patrón y encontrar los momentos con más probabilidad de procrastinar
•  establecer objetivos específicos, personales y realistas motivadores
• la planificación de actividades diarias
• dividir las tareas en tiempo y momentos del día
• el enfoque en iniciar la actividad y no tanto en terminarla
•  permitirse sentir la emoción y respirar profundamente;
• eliminar las distracciones reduciendo las fuentes potenciales de procrastinación
• recompensar el esfuerzo con actividades agradables normalmente utilizadas como justificación para no realizar la tarea
• reducir la expectativas y evitar la búsqueda de la perfección
•  identificar la predicciones negativas, relativizarlas y sustituirlas
• desactivar las dudas y miedos mediante propuesta y decisiones, pasando a la acción
• priorizar una mente en calma, descansando de pensamientos concretos dejando la mente en blanco, con meditación, estado en silencio…